Anarco-primitivismo

Anarco-primitivismo , movimiento político y ético que combina el marco político del anarquismo con la crítica cultural que brinda el primitivismo.

En muchos sentidos, esas perspectivas comparten puntos en común. El anarquismo desafía las relaciones jerárquicas de poder, particularmente en el ámbito político, mientras que el primitivismo, en general, desafía las condiciones de la humanidad, la forma de vida moderna, en el mundo civilizado. Cada uno ofrece perspectivas críticas sobre las instituciones humanas y la institucionalización concomitante de la humanidad y los ecosistemas naturales de la Tierra. Los anarco-primitivistas sostienen que la civilización (que algunos miembros del movimiento llaman "la megamáquina" o "Leviatán") actúa como el motor principal de la alienación de la naturaleza y otros. Así, los anarco-primitivistas buscan vivir en comunidades que estén en armonía con la naturaleza y liberadas de las reglas de la civilización.

Los anarco-primitivistas favorecen las construcciones descentralizadas a pequeña escala, como herramientas manuales, viviendas minimalistas y fuentes de alimentos silvestres. Los anarco-primitivistas son críticos con cualquier sistema tecnológico a gran escala que requiera una gran infraestructura, como plantas de energía, automóviles y las propias ciudades. Esa posición se trata tanto de resistir a la autoridad centralizada, ya sea en forma de entidades gubernamentales o corporativas, como de reflejar preocupaciones ecológicas.

Aunque se pone mucho énfasis en volver a conectar a la humanidad con su contexto ecológico pasado (que a veces se llama "re-salvaje"), los anarco-primitivistas hacen poco esfuerzo para negar o ignorar los desarrollos tecnológicos de los últimos 10,000 años. Los anarcoprimitivistas afirman que los individuos deberían buscar reducir el impulso tecnológico de la civilización y, en última instancia, desconectarse por completo de su maquinaria, lo que incluye el abandono de la agricultura por una existencia de cazadores-recolectores y la eventual disminución de la población humana a aproximadamente 100 millones de personas. para que la especie pueda volver a vivir dentro de los ritmos naturales del planeta y no a expensas de ellos. Dada la naturaleza contracultural extrema de tal programa, el anarco-primitivismo no tiene muchos seguidores,y algunos eruditos y adherentes sostienen que el anarco-primitivismo tiene más utilidad como crítica de la civilización moderna que como alternativa práctica a ella.