Colono usurpador

Ocupante ilegal, en la historia australiana del siglo XIX, un ocupante ilegal de tierras de pastoreo de la corona más allá de los límites prescritos de asentamiento. La incursión de los ocupantes ilegales contribuyó al crecimiento de la industria de la lana del país y al desarrollo de una poderosa clase social en la vida australiana. A fines de la década de 1840, las autoridades reconocieron el bien económico derivado de la actividad de los ocupantes ilegales y les otorgaron arrendamientos para sus corrales y tenencia de ovejas que se extendían hasta 14 años. Para entonces, los ocupantes ilegales tenían dominio sobre la tierra; muchos se habían convertido en grandes ricos.

La década de 1850 vio una gran afluencia de inmigrantes, así como miles de mineros atraídos a Australia por las huelgas del oro. Desde este barrio se alzó un grito de tierra que desafió la posición de los ocupantes ilegales. El grito fue lo suficientemente fuerte como para incitar a las Asambleas Legislativas de las distintas colonias a aprobar leyes de “selección” en los años siguientes. Generalmente, estos preveían la venta de tierras en subasta, lo que obligaba a los ocupantes ilegales a ofertar contra los posibles agricultores por la tierra que ya controlaban mediante arrendamiento. Los ricos ocupantes ilegales pudieron comprar las mejores tierras, pero gran parte del área de pastoreo cayó en manos de los pequeños agricultores, quienes encontraron decepcionante el rendimiento agrícola. Su hostilidad contra los selectores y su fuerte espíritu pionero llevaron a los ocupantes ilegales a resistir el cambio social y político.