La inversión extranjera directa

Inversión extranjera directa (IED), inversión en una empresa residente en un país que no sea el del inversor extranjero directo. Se considera que una relación a largo plazo es la característica fundamental de la IED. Por tanto, la inversión se realiza para adquirir un interés y control duraderos de la entidad económica, con una influencia implícita en la gestión de la empresa. Por lo general, se considera que cierto grado de participación en el capital social está asociado con una voz eficaz. Las formas básicas de IED son las inversiones realizadas para desarrollar una planta de producción o de fabricación desde cero ("inversiones nuevas"), fusiones y adquisiciones y empresas conjuntas. Por lo general, se identifican tres componentes de la IED: capital social, ganancias reinvertidas y préstamos intracompañía. Además de tener una participación accionaria en una empresa, los inversores extranjeros pueden adquirir una influencia sustancial de muchas otras formas.Estos incluyen subcontratación, contratos de gestión, franquicias, arrendamiento, licencias y producción compartida.

Se considera que la IED es un indicador importante y una fuerza impulsora de lo que se denomina globalización económica. No es un fenómeno nuevo, aunque su importancia ha crecido desde la segunda mitad de los años ochenta. El crecimiento de la IED no puede atribuirse únicamente al cambio tecnológico; ha sido facilitado por varios actores políticos, incluidos gobiernos nacionales y organizaciones internacionales. Las motivaciones básicas para invertir capital en el exterior son la búsqueda de mercados, la eficiencia o el conocimiento. Los inversores se ven atraídos principalmente por los sólidos fundamentos económicos de las economías receptoras.

La distribución geográfica de la IED es muy desigual. La mayor parte se intercambia entre las naciones ricas. Solo una fracción va a los países de reciente industrialización. La IED continúa circulando entre los tres bloques principales de “la Tríada” (Europa, América, Sudeste de Asia), dejando a la mayor parte de la población mundial excluida.

La entrada de IED se considera un presupuesto fundamental del desarrollo económico. Por ejemplo, se ha presentado como un "Plan Marshall para Europa del Este" en la transformación poscomunista. La IED tiene efectos tanto positivos como negativos en las economías receptoras. Estos efectos dependen de varios factores, incluido el nivel de desarrollo de la economía anfitriona, el tipo de inversión y la posición del sitio de inversión en particular en la estrategia comercial del inversionista.

Los estados compiten cada vez más para atraer o mantener capital móvil en la localidad. El objetivo de atraer inversiones (o la amenaza de su salida) enmarca, pues, diferentes políticas y regulaciones, incluidas las sociales. En este sentido, las preferencias que los responsables de la formulación de políticas atribuyen al capital móvil son cruciales. Es significativo que a menudo se considere que la competitividad de costos atrae IED, lo que conduce a la desregulación y la liberalización. Esta suposición puede no corresponder por completo a las preferencias de ubicación reales de los inversores.